El Shemá es una de las oraciones más famosas de la Biblia. Era una oración que los antiguos israelitas realizaban a diario y los judíos continúan recitando hasta el día de hoy. Encontramos esta oración por primera vez en el libro del Deuteronomio.
“Escucha, oh Israel, el Señor es nuestro Dios, el Señor uno es. Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu fuerza”. Deuteronomio 6:4-5
El Shemá recibe su nombre de la primera palabra de la oración: “Oye” o “Escucha”, traducción de la palabra hebrea shema. Los antiguos judíos combinaban versículos de Deuteronomio 6:4-5 con otros pasajes de la Torá (Deuteronomio 11:13-21; Números 15:37-41) y oraban estas palabras todas las mañanas y todas las noches. Esta oración ha sido una de las tradiciones más influyentes de la historia judía, funcionando a la vez como juramento judío de lealtad y como himno de alabanza.
En la sección inicial de Deuteronomio, donde aparece por primera vez esta famosa oración, Moisés se dirige a la nueva generación de Israel cuando se preparan para entrar en la tierra prometida. Les insta a que no repitan los errores de la generación de sus padres porque desea que experimenten la bendición plena de la tierra prometida. Pero para ello, el pueblo debía aprender a escuchar y amar plenamente a Dios por encima de todo. Analicemos más detenidamente las poderosas palabras del Shemá para comprender por qué era tan importante para el pueblo judío y cómo los cristianos modernos también podemos hallar sabiduría en esta antigua oración.
El significado de la oración del Shemá
La frase inicial, “Escucha, Israel”, no significa simplemente dejar que las ondas sonoras entren en tus oídos. Aquí, la palabra shema significa dejar que las palabras penetren, proporcionen entendimiento y generen una respuesta: tiene que ver con hacer algo al respecto. En hebreo, oír y hacer son la misma cosa.
La siguiente instrucción de la oración es: “Amarás al Señor, tu Dios”. Lo que aquí traducimos al español como “amarás” es la palabra hebrea ahavah. El ahavah no se refiere a la energía emocional, cálida y difusa que sentimos cuando alguien nos cae bien. Al igual que escuchar, el amor bíblico consiste en actuar. Uno ahavah a alguien cuando actúa con lealtad y fidelidad. Para Israel, amar significa obedecer fielmente los términos de su relación de pacto con Yahweh. Esos términos son las leyes y mandamientos que conformarán el cuerpo del libro (Deuteronomio 12-26).
La obediencia a estas leyes no tiene que ver con el legalismo ni con intentar ganarse el favor de Dios, sino con amar y escuchar activamente. Si un israelita ama a Dios, puede escuchar y responder más fácilmente a sus enseñanzas y guía. Por eso las palabras “oye” y “ama” están tan estrechamente relacionadas y se repiten a lo largo de estos discursos iniciales de Deuteronomio.
Esta oración se centra en escuchar y amar a Dios. Pero la oración continúa: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas”. En otras palabras, el pueblo debe amar a Dios con todo su ser. Su conocimiento, su existencia y todo lo que son debe amar a Dios con acciones, obediencia y fidelidad al pacto.
Es una oración hermosa, pero ¿por qué llegó a ser tan importante para los antiguos israelitas y el pueblo judío? Las palabras de esta oración cobran un significado aún más profundo cuando observamos el contexto de los antiguos israelitas y vemos lo contracultural que era para ellos servir a un único Dios por encima de todo.
La traducción del Shemá
A los nerds de la Biblia, esta parte les parecerá realmente interesante. Existe un antiguo debate sobre cómo traducir e interpretar exactamente la oración del Shemá. El problema surge porque los pergaminos hebreos contienen dos oraciones seguidas que no incluyen la palabra “es”. No existe un verbo en presente equivalente al verbo español “es” en hebreo antiguo. Existe una palabra para “fue” (Hebreos hayah) y “será” (Hebreos yihyeh), pero “es” no existe. Más bien, se ponen dos palabras una al lado de la otra y se deduce la palabra “es”.
Por ejemplo, en español, escribiríamos una frase como “El coche es rojo”. Esa misma frase en hebreo antiguo se escribiría como “El coche rojo”.
Es evidente que los antiguos israelitas tenían el concepto del verbo “es”; simplemente no utilizaban una palabra para expresarlo en su lengua. En su lugar, simplemente colocaban dos palabras juntas (los entendidos en gramática hebrea las llaman cláusulas nominales).
Así que, en hebreo, la oración del Shemá consta de cuatro sustantivos seguidos.
Transliteración hebrea: YHWH 'elohenu YHWH ejad. Español: Señor nuestro Dios, Señor uno.
Como puedes ver, tenemos cuatro palabras. Según dónde coloques la palabra “es”, puedes formar frases distintas.
- El Señor nuestro Dios es el Señor uno.
- El Señor es nuestro Dios, el Señor es uno.
- El Señor nuestro Dios, el Señor es uno.
El significado entre estas opciones no es drásticamente distinto, pero cada una tiene un énfasis diferente. ¿Se trata de que el Señor Dios es uno y no muchos (como en las opciones 1 y 3)? ¿O se hace hincapié en que solo el Señor es nuestro Dios (opción 2)? ¿Afirma el Shemá que el Dios de Israel es un solo ser, o está subrayando que únicamente el Señor es el Dios de Israel y no ningún otro dios?
Este último significado parece ajustarse mucho mejor al contexto general de Deuteronomio. En otras palabras, la oración del Shemá no intenta hacer una declaración filosófica sobre la esencia o el ser de Dios (que Dios es uno). Más bien, el Shemá es una promesa de lealtad al Señor, Dios de Israel, que excluye la lealtad a cualquier otro dios.
La amenaza politeísta
Todo esto tiene mucho sentido cuando sigues leyendo el libro de Deuteronomio. Los israelitas han estado inmersos en culturas politeístas durante generaciones. Desde sus raíces en Canaán, pasando por los largos años en Egipto, hasta su viaje a través del territorio cananeo en el desierto, han estado rodeados de gente que adoraba a muchos dioses diferentes.
Moisés cree que la lealtad, la obediencia y el amor a su único Dios verdadero es el único camino hacia la vida y que una de las mayores amenazas para el futuro de Israel era dividir su lealtad entre muchos dioses. Por eso se oraba diariamente el Shemá, para recordar al pueblo que únicamente Yahweh era su Dios.
A partir de aquí, la oración muestra el valor de transmitir esta convicción a las generaciones posteriores para evitarles los trágicos resultados de la idolatría a otros dioses.
“Las enseñarás diligentemente a tus hijos, y hablarás de ellas cuando te sientes en tu casa y cuando andes por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes”. (Deuteronomio 6:7)
El Shemá en el Nuevo Testamento
El Shemá era una práctica muy extendida en el periodo del Segundo Templo. Así pues, esta oración fue formativa para Jesús, y por ende, Jesús se basó en ella en sus enseñanzas. Cuando le preguntaron qué mandamiento de la Torá era el más importante, Jesús respondió: “El más importante es: ‘Escucha, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es; y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente, y con toda tu fuerza’. El segundo es este: ‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo’. No hay otro mandamiento mayor que estos” (Marcos 12:29-31).
En el libro de Apocalipsis, Juan también hace referencia al Shemá. Pero antes de examinar la referencia de Juan, observemos más detenidamente un versículo que aparece a continuación de la oración del Shemá en Deuteronomio.
“Atarás [estas palabras] como una señal a tu mano, y serán por insignias entre tus ojos”. (Deuteronomio 6:8)
¿Qué significa esto? Utilizamos los ojos para ver y las manos para hacer casi todo. Así que este lenguaje representa simbólicamente cómo las palabras de la oración del Shemá debían guiar la visión y la acción de cada momento de la vida del pueblo. Esto explica por qué Juan dice que en la nueva creación, cuando el pueblo de Dios viva en íntima proximidad a Dios y a Jesús resucitado, “ellos verán Su rostro y Su nombre estará en sus frentes” (Apocalipsis 22:4).
Este modo de vida contrasta con el de las personas que rechazan a Jesús. Han entregado su lealtad a otros poderes empeñados en destruirlos (representados como bestias en Apocalipsis 13). Juan también se basó en el Shemá para describir una vida humana en el camino de la destrucción.
“Y [la Bestia] hace que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les dé una marca en la mano derecha o en la frente”. (Apocalipsis 13:16)
Para Juan, la elección es tajante. O le das tu lealtad a Jesús y permites que influya en tu forma de ver y actuar, o tu lealtad pertenecerá a poderes destructivos que también gobernarán tu forma de ver y lo que hagas en la vida. Un camino conduce a la vida y el otro a la muerte. Estas ideas e imágenes de la visión de Juan proceden de las palabras de Moisés en Deuteronomio, concretamente de la oración del Shemá.
La oración del Shemá para los cristianos
El Shemá es una hermosa oración. Hay una razón por la que el pueblo de Dios lleva milenios orando estas palabras. Son palabras sencillas con la capacidad de cambiar el rumbo de todo un pueblo. Orar el Shemá puede mantener el amor y la lealtad de Dios en el primer plano de nuestra mente e impulsarnos a la obediencia, no por obligación o deber, sino por amor. Las palabras de Jesús en el Evangelio de Juan se hacen eco del Shemá.
“El que tiene Mis mandamientos y los guarda, ese es el que me ama; y el que me ama será amado por Mi Padre; y Yo lo amaré y me manifestaré a él”. (Juan 14:21)
Seguir a Jesús es una cuestión de amor. Y cuando recibimos el amor de Jesús, respondemos con gratitud, humildad y el compromiso de honrar y amar. El amor genera más amor, que se traduce en fidelidad y obediencia. Estas son verdades que pueden transformarnos de dentro hacia fuera. ¿Te imaginas una forma mejor de mantener estas verdades en el primer plano de nuestra mente que orar el Shemá a diario, como hacían los antiguos israelitas? Quizá deberíamos empezar hoy.