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Dios tiene un nombre... Bueno en realidad, ¡muchos!

(Y puedes conocerlo por su nombre personal)

¿Alguna vez has leído la Biblia, especialmente el Antiguo Testamento y has pensado que parece que a Dios se le llama de muchas maneras? ¿Quién es ese Yahweh, Elohim, El Roi, Adonai, Salvador, Redentor y Ángel del Señor? ¿Qué pasó con la simple Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo? La verdad es que hay docenas de formas en las que el pueblo de Israel se refería a Dios. Muchos de estos nombres nos son revelados en Génesis y en el resto de la Torá. Esta multiplicidad de nombres puede causar cierta confusión a quienes no conocen hebreo antiguo. Así que hemos pensado hacer todo lo posible por abrir esta fascinante caja de Pandora y mostrarte por qué es importante comprender los numerosos nombres antiguos de Dios.

Pueblos, lugar y tiempo

Es importante comprender el contexto cultural antiguo de los pueblos, los lugares y las épocas de la Biblia para entender lo que realmente está ocurriendo en cada historia concreta dentro de la Biblia. En otras palabras, cuando Dios se revela a las personas, lo hace exactamente en la lengua, los conceptos y el contexto cultural de esas personas específicas. Para comprender el significado de la Biblia en nuestro tiempo, tenemos que entender el antiguo significado de estos textos dentro de su propia época. Los diversos nombres de Dios que aparecen en el libro de Génesis están conectados con la concepción que los pueblos del Próximo Oriente Antiguo tenían respecto a los dioses. Como veremos, los nombres dados a Dios son una respuesta a las ideas religiosas que tenían los cananeos (un antiguo grupo étnico) y un esfuerzo por redirigir su atención hacia el Dios de Israel.

El o Elohim

Entre los vecinos del antiguo Israel, la gente se refería al dios más poderoso como El, que en realidad no es un nombre, sino un antiguo título semítico: "dios". Podía referirse a muchos dioses, pero la deidad principal de todos los demás dioses se llamaba simplemente El, que significa "EL dios". En el Antiguo Testamento, la palabra hebrea para Dios que se usa con más frecuencia es Elohim, utilizada más de 2000 veces para referirse al Dios de Israel y unas docenas de veces en referencia a otros dioses. Por la forma de la palabra, podemos notar que El-ohim es una forma más larga de El. Los israelitas también utilizaban la forma corta El, aunque se encuentra principalmente en la poesía del Antiguo Testamento. Como ambas palabras, El y Elohim, se traducen al español como "Dios", no notarás la diferencia a menos que leas en hebreo.

Existen otras variaciones de El, como Elo’ah (una variación aramea) o El Elyon, que significa: "Dios Altísimo" (véase Génesis 14:18), o El Shaddai, que muy probablemente signifique: "Dios de poder" (véase Génesis 17:1). Pero, si bien los israelitas utilizaban los diversos títulos usados por sus vecinos cananeos, no creían que los dioses de sus vecinos fueran el único Dios verdadero. En realidad creían que todas estas palabras señalaban al Dios que se reveló a Abraham y a Moisés… y este Dios tenía un nombre.

Yahweh

Recuerda que, en español y en hebreo, la palabra "Dios" (o El, o Elohim) no es un nombre, sino un título genérico para una deidad que podría aplicarse a otros seres espirituales inferiores. Ni los antiguos israelitas, ni Jesús, ni los primeros cristianos creían que su Dios fuera el único ser espiritual existente. Había muchos seres de ese tipo que eran inferiores al único Dios verdadero porque eran seres creados, no eran el Creador. Pero, no obstante, eran seres reales y por eso en el Antiguo Testamento se les llama Elohim o "dioses" (véanse algunos ejemplos en Génesis 35:2; Josué 24:2; Salmo 136:2). Por ejemplo, al norte de Israel vivían los antiguos sirios, y su dios principal se llamaba "Baal" (conocido por las historias sobre Elías, véase 1 Reyes 18). Los moabitas, al este, adoraban a Quemos (véase 1 Reyes 11).

Sin embargo, los israelitas eran únicos en el sentido de que rendían culto a una deidad que no se nombraba ni se adoraba en ningún otro lugar del mundo antiguo. El nombre de este Dios era Yahweh (quizá originalmente Yahuwah). Según Éxodo 3:12-15, el nombre fue revelado por primera vez a Moisés. Los relatos sobre Abraham en Génesis dejan claro que este era el Dios con el que Abraham se relacionaba como El o El-Elyon, etc. Yahweh significa "Él será", algo que seguramente te dejará pensando por un rato. Es un nombre apropiado para el Creador eterno de todas las cosas, una declaración profunda de que este Dios es el autor supremo de toda la realidad, el que no tiene principio ni fin.

Jehová

Mucho tiempo más tarde en la historia de Israel (hacia el siglo III o II a.e.c.), la gente dejó de pronunciar el nombre de Yahweh en voz alta, probablemente como forma de reverencia. Cuando encontraban las letras de Yahweh en la Biblia, no decían Yahweh, sino que lo sustituían por la palabra hebrea “Señor”, pronunciada adonai.

Mucho más tarde, en los siglos VI y VII de nuestra era, los escribas judíos elaboraron un magnífico recordatorio en los manuscritos para que los lectores no pronunciaran el nombre. Dejaron las letras del nombre de Yahweh en el texto bíblico (YHWH), pero insertaron los sonidos vocálicos de la palabra “Señor” o adonai. En el texto hebreo, el resultado fue una palabra híbrida yehovah, que no correspondía a ninguna palabra hebrea real que los israelitas jamás hayan pronunciado en voz alta.

La ironía, por supuesto, es que más adelante los cristianos europeos que intentaron aprender hebreo no sabían que ese no era el verdadero nombre divino. El nombre “Jehová” entró en la historia cristiana y ha permanecido desde entonces.

¿Y qué del resto?

El Dios que encuentras en el Antiguo Testamento no es diferente del Dios revelado a través de Jesucristo en los Evangelios, ni del Dios del que habló Pablo en el Nuevo Testamento. Sin embargo, los griegos y romanos con los que Pablo y Jesús hablaron tenían muchas ideas distintas sobre los dioses, por eso en el Nuevo Testamento encuentras muchos títulos y nombres diferentes para Dios (pronunciados en griego como theos).

Así como los autores del Antiguo Testamento afirmaban que todos sus diversos títulos para “Dios” se referían al único Dios verdadero conocido como Yahweh, los apóstoles que escribieron el Nuevo Testamento creían que Jesús era la encarnación física del propio Yahweh. Por eso hablan tanto de Jesús. Su convicción era que el Dios que se reveló a Abraham y a Moisés, el Dios conocido por muchos títulos en el Antiguo Testamento, se reveló con la máxima perfección en la vida, muerte y resurrección de Jesús el Mesías. Para ellos, no había ningún Dios que pudiéramos conocer aparte de Jesús. En él, el amor, la misericordia y la justicia de Yahweh, el Dios Creador, se hicieron humanos para que pudiéramos oírle, tocarle y conocerle por su nombre.

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