Históricamente, la Biblia es el libro más leído, difundido, citado y criticado de todos los tiempos. Aunque no faltan temas sobre los cuales debatir, las páginas uno y dos de Génesis han sido, por desgracia, protagonistas de controversias debido al debate sobre la creación frente a la evolución. Sea cual sea el bando con el que estés de acuerdo en esa discusión, todo comienza con la interpretación del libro de Génesis. Y eso tiene cierto sentido, ya que Génesis procede de la palabra hebrea bereshit, que significa "en el principio". Es aquí donde vemos que Dios prepara el escenario para el jardín del Edén y todo lo que se desencadenará con Adán y Eva. Sin embargo, antes de pasar al jardín y a la caída, hay mucho por explorar en este primer capítulo del primer libro de la Biblia.
A medida que leas toda la Biblia, quedará claro que Dios tiene un talento especial para el arte dramático. Se revela a través de arbustos ardientes, visiones elaboradas y viene al mundo a través de una adolescente pobre de clase obrera. Dicho esto, algo que Dios no parece hacer habitualmente cuando se revela en la historia es dar lecciones de ciencia. No estamos diciendo que Dios no pueda hacer tal cosa. Simplemente decimos que en la Biblia no lo hace. Dicho de otro modo: si lees la Biblia en su contexto histórico y literario, no encontrarás ningún texto en el que Dios actualice nuestro entendimiento de la astrofísica o bioquímica.
Dios se reveló al pueblo del antiguo Israel (la audiencia original de la Biblia) y, cuando lo hizo, habló en términos del entendimiento cultural que ellos tenían del cosmos. Esta simple observación tiene enormes implicaciones para comprender lo que ocurre en el primer capítulo de Génesis.
Un universo tripartito
Tomemos como punto de partida el modo en que los antiguos israelitas entendían la división del firmamento y la superficie terrestre. La gente moderna piensa en la Tierra como un globo que gira alrededor del Sol en la inmensidad del espacio, pero las personas de la antigüedad, incluidos los israelitas, veían las cosas de otro modo. A lo largo de toda la Biblia, encontramos la opinión común de la antigüedad de que el cosmos era un orden tripartito, compuesto por tres reinos distintos apilados unos sobre otros: el firmamento o los cielos, de arriba; la superficie terrestre, rodeada de agua; y las aguas, de abajo.
La Tierra era un trozo de tierra plano, en forma de disco, que flotaba sobre aguas cósmicas profundas, razón por la cual, si cavas lo suficientemente hondo, a la larga encuentras agua. Esto es "el abismo" de Génesis 1:2, así que creían que la Tierra debía estar suspendida o “flotando" sobre el abismo mediante pilares (quizá hayas oído la frase bíblica "pilares de la tierra"). La tierra, rodeada de aguas, era donde vivían los humanos y los animales terrestres, y las aguas que rodeaban la tierra eran "el mar", donde vivían todas las criaturas marinas. Los israelitas de la antigüedad también observaron que el firmamento tenía forma de cúpula y que el sol, la luna y las estrellas estaban incrustados en ella. Sobre el firmamento había más agua; por lo general, la cúpula retenía el agua, pero no siempre, lo cual explicaba por qué a veces llovía.
Aunque el mundo funcionaba de la misma manera en que lo hace hoy, la comprensión que los israelitas antiguos tenían de esas funciones difería radicalmente. Hoy nos beneficiamos de varios miles de años de descubrimientos científicos y, por tanto, tenemos un contexto más amplio del universo que los del antiguo Próximo Oriente.
Una nueva forma de leer
Al sumergirte en "el principio", te animamos a que leas Génesis 1:1 con todo esto en mente. Recuerda que recién en el siglo VI a.e.c. Pitágoras sugirió por primera vez que la Tierra era redonda, y que fue en el siglo XVI e.c. que eso se demostró mediante la circunnavegación. Ahora bien, esto no significa que el capítulo 1 de Génesis esté “equivocado". Solo significa que su propósito no es ofrecer una descripción científica del mundo. Lo que el autor trata de hacer es remodelar tu visión de quién es Dios y por qué hizo este mundo extraño y maravilloso con nosotros como parte de él. Estos interrogantes son el tema central de las páginas uno y dos de la Biblia.
Esperamos que te resulte útil y cautivador, y que te ayude a plantearte algunas preguntas en las que quizá no habías pensado antes.