Si alguna vez has comenzado a leer Levítico, sabes lo difícil que puede ser interpretarlo. La tediosa repetición, las leyes extrañas y el formato antiguo muchas veces hacen que los lectores modernos se rasquen la cabeza confundidos o que dejen de leer por el aburrimiento. Para mejorar nuestra concentración e interacción, es útil entender el propósito de este tipo de literatura bíblica. Entonces, ¿de qué se trata Levítico?
En primer lugar, vamos a ver el contexto y el significado de la ubicación de Levítico en la Torá (es decir, los primeros cinco libros de la Biblia). Al final del rollo de Éxodo, Moisés no puede entrar al tabernáculo, la tienda sagrada donde los humanos pueden estar en la presencia de Dios. Pero el rollo de Números comienza con "Dios le habló a Moisés en la tienda". ¿Qué está pasando aquí? ¿Cómo llegó Moisés, el representante de Israel, a estar dentro de la tienda después de estar afuera? ¡El rollo de Levítico responde a esa pregunta!
Ubicado entre Éxodo y Números, Levítico actúa como un puente, destacando la necesidad de restaurar la relación entre Dios y los humanos. Este rollo no es solo una larga lista de leyes y rituales: Levítico es la historia sobre el deseo de Dios de reparar su relación con Israel, para que puedan vivir con él en un espacio santo restaurado y descansar con él como personas reformadas que representan su carácter ante todas las naciones.
Movimiento 1: Reparación de la relación (Levítico 1-7)
¿Recuerdas el jardín del Edén, el lugar sagrado donde Dios y los humanos se conocieron y florecieron juntos? Cuando los humanos decidieron ignorar las instrucciones de Dios y vivir según su propio entendimiento, se contaminaron con la muerte y ya no pudieron ocupar el espacio sagrado. Pero Dios quiere estar cerca de los humanos, así que le da instrucciones a Moisés para que construya el tabernáculo (un espacio parecido al Edén lleno de querubines, oro y una decoración parecida al paraíso) para invitar al pueblo a que regrese a un espacio santo con él.
Pero cuando el pueblo se rebeló e ignoró las instrucciones de Yahweh, Moisés, su representante, no pudo entrar a la tienda sagrada del encuentro. ¿Entonces qué? ¿Cómo accederá el pueblo a la presencia de Dios?
En los primeros capítulos de Levítico, Yahweh ofrece perdón, estableciendo un camino para que los humanos expien o reparen la corrupción que los mantiene fuera de su presencia. Dios llama a Moisés desde el interior de la tienda (Levítico 1:1) y le da la ley, una forma específica de vivir, pensar y confiar, para reparar la grieta que hay en la relación. Yahweh también enseña un sistema de sacrificio y expiación para que los humanos puedan volver a entrar a la presencia de Dios.
En Levítico, vemos que Yahweh abre el camino para que su pueblo regrese a él, a pesar de que ellos tienden a elegir la corrupción y la sabiduría humana en lugar de los caminos de Yahweh. Este primer movimiento también desarrolla un patrón que veremos a través de toda la historia bíblica: el patrón de sacrificio y expiación. Miremos más de cerca.
Sacrificio y expiación
Lo entendemos, puede que el sistema de sacrificios descrito en Levítico nos parezca extraño en nuestro contexto moderno. ¿Sacrificio de animales? ¿En serio? Pero hay mucho que aprender en este primer movimiento.
Cuando el pueblo escucha a Dios y realiza los sacrificios como él les indica, Dios permite que la muerte de esos animales repare cubriendo, o expiando, la muerte que de otro modo experimentarían los humanos. Y la naturaleza de estos sacrificios permite que el pueblo vea, pruebe y huela las devastadoras consecuencias del daño que nos causamos unos a otros: Yahweh quiere que el pueblo entienda el costo de la fractura de las relaciones. Pero también quiere que el pueblo experimente el alivio del perdón.
Cuando el pueblo ofrece sacrificios, Dios crea un espacio limpio libre de muerte y corrupción, un espacio donde Dios y los humanos pueden estar juntos. Precisamente de esta sanidad de las relaciones es de lo que se trata el primer movimiento de Levítico. Y la historia apunta a Jesús, un judío del siglo I que sería llamado el cordero sacrificial de Dios que quita el pecado del mundo (Juan 1:29).
Te invitamos a seguir el rastro al patrón de sacrificio y expiación, y a prestarle atención a frases clave como: "expiar", "aroma agradable", "sacrificio" y "ofrenda".
Movimiento 2: Restauración del espacio santo (Levítico 8-16)
Ahora los humanos tienen una forma de expiar su pecado para volver a la presencia de Dios, pero el espacio físico de este encuentro también debe ser preparado. El segundo movimiento de Levítico se enfoca en restaurar el lugar de encuentro de los humanos con Dios.
El lenguaje de este movimiento destaca las palabras repetidas que se conectan con el tema de la santidad en toda la Biblia. Entender estas palabras clave y su contexto dentro de la narrativa bíblica nos ayudará a entender qué significa ser santo.
Santidad
¿Qué significa ser santo? ¿Significa solo ser bueno desde el punto de vista moral o es más que eso? Cuando Dios hizo la creación, dijo que era buena, que era un lugar donde podía vivir y multiplicar la bondad junto a la humanidad. Pero cuando los humanos dejaron de lado las buenas instrucciones de Dios, corrompieron la creación y se corrompieron a sí mismos con la impureza de la muerte. Esa decisión separó el espacio de Dios del espacio humano. Dios es santo, pero no quiere estar separado de su creación. Así que para volver a reunir a las personas y la creación con él, Yahweh le enseña al pueblo a que siga sus instrucciones sobre lo que es limpio, puro y santo. Los rituales de purificación de Dios en Levítico permiten que el tabernáculo y los humanos que entren al mismo estén temporalmente limpios y sin mancha, para crear un espacio donde él pueda reunirse nuevamente con la humanidad.
Cuando leas el segundo movimiento del rollo de Levítico, podrás rastrear el patrón de la santidad, prestándole atención a palabras como "consagrar", "limpio", "impuro", "puro", "impuro", "santo", "común", etc.
Movimiento 3: La reforma del pueblo (Levítico 17-27)
Dios quiere expandir la bondad de su tabernáculo: quiere que toda la creación prospere y esté libre de corrupción y muerte. Así que para expandir el espacio santo a todos, Dios ofrece una nueva forma de vivir, instrucciones para confiar en su sabiduría que llamamos "la ley".
El último movimiento de Levítico describe estas instrucciones. Estas leyes están diseñadas para mejorar las relaciones humanas y ayudar a Israel a representar a Yahweh ante otras naciones. La ley también incluye instrucciones para conmemorar festividades y celebraciones regulares. Dios le da tanta prioridad a la formación sana del pueblo que no sugiere amar al prójimo ni celebrar fiestas de aniversario memorables, ¡sino que exige! Cada festividad reúne a la comunidad para recordar y recrear la protección y el amor de Dios.
Puede que estés pensando: ¿qué tienen que ver conmigo esas antiguas celebraciones judías? Al observar de cerca este movimiento, podemos comenzar a notar que cada celebración gira en torno al regalo del Sabbat dado por Dios, o lo enfatiza, un tema importante en toda la narrativa bíblica.
El Sabbat
En este movimiento de Levítico, Yahweh invita a Israel a que se una a su descanso sabático y confíe en que su sustento no va a depender de su propio trabajo. Cuando el pueblo aprende a confiar en Yahweh, él los forma para que entren a su descanso y estén cerca de él.
¡A esto apunta todo el rollo de Levítico! Dios necesitaba ilustrar el poder de su presencia para que las personas reconocieran su necesidad de perdón y limpieza. Así podrían comenzar a vivir de una manera diferente y, cuando lo hicieran, podrían entrar al descanso perfecto que Dios creó para que los humanos puedan disfrutar. Levítico nos habla de que el pueblo debía aprender a vivir en una comunidad pacífica y con Yawheh de manera pacífica y tranquila.
Sigue leyendo el tercer movimiento de Levítico para seguirle el rastro al tema del Sabbat.
Comienza un nuevo viaje a través del rollo de Levítico
Levítico nos muestra el deseo de Dios de restaurar a todas las personas para que vivan y prosperen con él en paz. Y, en última instancia, cada detalle nos lleva a la obra de sanidad de Jesús, que abrió el camino de regreso a Yahweh de forma permanente. Él hizo el sacrificio final, cubriendo y reparando los pecados de la humanidad para que fuéramos hechos santos y descansáramos en la bondad de Yahweh para siempre.
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