¿Qué te viene a la mente cuando piensas en el amor romántico? ¿Un ramo de rosas rojas? ¿Atracción física? ¿Bailar a la luz de la luna o compartir una cena a la luz de las velas?
Tal vez el amor romántico signifique estar tan fuertemente atraído a otra persona que no puedas imaginarte la vida sin esa persona. O puede que el amor romántico se trate de encontrar tu "alma gemela" o "la persona justa", o como dijo Jerry Maguire: el que "te completa". ¿Pero es esa la esencia del amor verdadero o solo una parte de él?
¿Realmente amar a otra persona significa que experimentaremos una sensación de emoción similar a descubrir un tesoro, una impresión de haber encontrado algo profundamente valioso para mí? ¿O acaso el verdadero amor consiste en algo diferente, en algo más?
El amor en la Biblia
El concepto de amor romántico tal como lo entendemos hoy en día, no es tratado directamente en la Biblia, en parte, porque los autores escribieron y recopilaron la Biblia mucho antes del Romanticismo. Tenemos algo de poesía de amor conyugal sensual en Cantares y tenemos historias sobre relaciones amorosas y matrimonios entre personas. Pero no vemos relaciones que se parezcan a las citas modernas: no hay novios ni novias, ni parejas (en el sentido en que hoy concebimos las parejas románticas), tampoco anillos de diamantes ni propuestas de matrimonio sofisticadas.
Entonces, ¿qué podemos aprender sobre el amor romántico de la Biblia?
Consideraremos tres historias de relaciones amorosas en la Biblia que nos ayudarán a llegar al corazón del amor romántico: no a las expectativas populares en torno al romance moderno, sino a la esencia del amor verdadero.
El primer hombre y la primera mujer
En Génesis 1, Dios llama a la creación a la existencia. Luego somos transportados a un jardín lleno de árboles, ríos y animales (Génesis 2). Una y otra vez, los autores muestran a Dios declarando que su creación es "buena" (hebreo: tov), lo hace hasta que ve al humano (hebreo: adam) solo. A continuación, los autores introducen un problema: una decisión de diseño literario intencional al mostrar a Dios diciendo que "no es bueno" que el ser humano esté solo (Génesis 2:18). ¿Pero por qué?
Dios resuelve el problema primero partiendo a Adán por la mitad (Génesis 2:21). A menudo hablamos de esto como que Dios tomó una costilla de Adán y creó a Eva con ella, pero la palabra hebrea tsela (a menudo traducida como "costilla") nunca se usa como un término anatómico en ningún otro pasaje de las Escrituras. Fuera de Génesis 2, la palabra se usa principalmente para describir la arquitectura del tabernáculo o el templo (por ejemplo, Éxodo 25-38; 1 Reyes 6-7; Ezequiel 41). Los autores bíblicos usan tsela para referirse a las dos mitades del arca del pacto, a las dos mitades del templo y a las dos mitades de la nueva Jerusalén. Así que, cuando Dios crea a Eva realiza un proceso a través del cual divide a Adán por la mitad para luego crear a Eva a partir de un lado de él. Obtenemos un retrato de dos humanos, cada uno la mitad de un todo unido, profundamente dependientes el uno del otro. La bondad y la vida de Adán depende de Eva, y la de Eva depende de Adán.
Entonces Dios llama a esta mujer un 'ezer kenegdo. La palabra hebrea 'ezer podría ser traducida como "ayuda", pero no significa lo que a menudo asumimos. Un 'ezer no es un "asistente" o "ayudante", sino alguien que desempeña un papel compartido "el otro indispensable", un guía fuerte y sabio, sin el cual el bien pretendido no puede realizarse. Únicamente otro personaje de la Biblia recibe este título ('ezer): Dios mismo. Y no es un ayudante común y corriente, ¿verdad?
Para la segunda palabra hebrea, kenegdo podríamos usar una metáfora de espejismo para llegar a la idea central. Una paráfrasis útil de Génesis 2:18 podría ser: "No es bueno que el ser humano esté solo. Haré a uno que pueda librarlo de su incapacidad para cumplir la comisión divina solo, uno que lo refleje".
Los autores bíblicos están presentando esta relación unida entre dos personas como el diseño bueno de Dios para la humanidad. "Una sola carne" de Génesis 2:24 transciende la unión del acto sexual (aunque esa es una forma en la que la unidad de una sola carne puede ser experimentada). Entonces, ¿en qué se diferencia esta idea del sentimiento de: "tú me completas"?
Adán y Eva no se "completan" el uno al otro satisfaciendo los deseos personales del otro, sino convirtiéndose en compañeros inseparables que buscan el bienestar del otro. Lo que hoy entendemos por romance rara vez supera el sentido del amor que consiste en "satisfacer mis deseos". Pero los autores de Génesis describen este sentido de amor de "compañeros inseparables" como una base fundacional para el crecimiento humano y tov: la bondad y el correcto funcionamiento de la mismísima creación.
En el versículo final de Génesis 2, descubrimos que el hombre y la mujer estaban desnudos pero no se avergonzaban: una imagen de pura confianza, apertura, vulnerabilidad y seguridad. Cuando uno está genuinamente unificado con otra persona, no hay necesidad de autoprotección o proyección de un ser falso. En su estado más vulnerable, el hombre y la mujer estaban en reposo. No tenían nada que ocultar, ni secretos ni mentiras entre ellos, ni pujas de poder, jerarquías o abusos. En lugar de eso, tenían un retrato de amor en paz.
La expresión de amor leal de Rut
Encontramos otra historia que nos ayuda a entender el amor verdadero en el libro de Rut. Para algunos, Rut es la famosa historia de amor de la Biblia hebrea. La chica espiga en un campo. El chico ve a la chica espigando. La chica descubre los pies del chico (tendremos que explayarnos sobre esto más tarde). El chico se casa con la chica. Nace un bebé. Fin. Es como una película romántica, ¿no? ¿O tal vez no? ¿Y si no se parece en nada a una historia de amor moderna?
La historia comienza con una familia israelita en la tierra de Moab. Noemí y Elimelec tienen dos hijos que están casados con mujeres moabitas, una llamada Rut y la otra Orfa. Trágicamente, el marido de Noemí y sus dos hijos mueren. Todo lo que a Rut y Orfa les queda es su suegra viuda, Noemí, que no tiene nada para darles. Noemí dice que volverá a su ciudad natal, Belén, y que Rut y Orfa deben permanecer en Moab con su propio pueblo (Rut 1:11-13). Noemí no tiene nada más para darles a Rut y a Orfa que pueda "completarlas" o satisfacerlas, y les advierte que no se queden con ella porque hacerlo seguramente les traerá más sufrimiento.
Orfa está de acuerdo con la lógica de Noemí, pero Rut expresa su amor verdadero hacia Noemí a través de un compromiso profundo, diciendo: "Adonde tú vayas, yo iré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios" (Rut 1:16). Rut promete permanecer al lado de Noemí y cuidarla. A medida que la historia se desarrolla y otras personas ven la lealtad de Rut a Noemí, describen sus acciones como "amor leal" o en hebreo, khesed. Khesed se caracteriza por sentimientos profundos de afecto que se muestran a través de actos de generosidad y perdón y un compromiso con el bienestar del otro. Es una expresión exterior de amor verdadero.
El khesed de Rut no es condicional ni está basado en lo que Noemí puede hacer por ella. Su khesed es un regalo: una expresión de su carácter amoroso.
Más tarde en la historia, Booz no puede evitar notar el amor leal de Rut (Rut 3:11). Él la bendice y ella le responde con generosidad amorosa, lo que lo lleva a su deseo de casarse con ella. Los autores trazan un paralelismo con el compromiso amoroso con Rut: Booz adopta el camino del amor leal para con su familia.
¿Qué clase de amor es este? ¿Podría el amor entre una madre y una nuera enseñarnos lo que significa amar a alguien románticamente? La Biblia nos da una hermosa imagen de amor verdadero, a pesar de que no encaje en la mayoría de las ideas modernas sobre el amor romántico. ¿No sería la mejor, más intensa y satisfactoria relación romántica que una persona pudiera experimentar aquella en la que cada persona en la relación actuara de forma tal que preservara, protegiera y provocara el florecimiento del otro? ¿Para dar y no para recibir? ¿Considerando las necesidades del otro por encima de las propias? ¿Sacrificándose humildemente para ser bendecidos mutuamente, shalom (en hebreo "paz" o "plenitud"), y tov del otro?
En qué modo José ama a María embarazada
Por último, llegamos a la historia de Navidad del Nuevo Testamento, espera, ¿qué? Solemos asociar a los ángeles, los pastores y los reyes magos con la historia de la Navidad, ¿pero con romance? Quédate con nosotros. Hay algo profundo que aprender sobre el amor de un personaje que no tiene ni una sola línea de diálogo en la historia.
El Evangelio de Mateo nos dice que José estaba comprometido con María. En el mundo de ambos, los compromisos eran más serios que los compromisos de boda modernos. Ambos estaban legalmente unidos, aunque aún no vivían juntos ni habían consumado su relación. Durante el tiempo en que estaban comprometidos, María descubre que está embarazada y el bebé no es de José (Mateo 1:18). Imagina ser José en este escenario. ¿Qué se suponía que debía hacer? En su cultura, esto habría sido humillante tanto para María como para él.
José muestra misericordia a María al decidir divorciarse de ella en secreto (Mateo 1:19). Eso no parece muy amoroso, pero considera el contexto cultural. José podría haber preservado su propia reputación al avergonzar públicamente a María. Él podría haberle dicho a todo el mundo que ella estaba embarazada de un niño que no era suyo, dejando que ella llevara la carga sola. Pero José no lo hizo. Él mostró misericordia hacia María.
Los autores dicen que quería divorciarse en secreto porque él era un hombre "justo" (en griego: dikaios). Esta palabra en griego es profundamente relacional, describe a alguien que hace lo correcto por otra persona y trata a los demás como creaciones infinitamente valiosas de Dios. ¿Qué podría ser más amoroso que tratar a alguien con respeto mutuo y reconocer que Dios le creó para honrar, bendecir y extender misericordia infinita? José no desea dañar a María. Él elige cuidar de ella.
Más tarde, José es despertado por un mensajero, un ángel, que le indica que no se divorcie de María. Para José, un divorcio rápido y silencioso parecía instintivamente mejor para todos los implicados. Pero José elige confiar en el ángel y, de nuevo, actúa de una manera que cuida y bendice (o da vida) a María: una imagen de amor verdadero.
La mayoría de nosotros no estamos recibiendo instrucciones angelicales sobre con quién tener una relación sentimental. Aunque ... ¿no te parece que eso estaría bueno? Sin embargo, nosotros sí podemos elegir actuar con amor hacia los demás como lo hizo José. ¿Amamos a otra persona por lo que puede hacer por nosotros, o la amamos para que pueda ser edificada, cuidada y bendecida con vida? ¿Estamos eligiendo hacer lo correcto por la otra persona, independientemente de lo que pueda hacer por nosotros?
Jesús muestra el ejemplo supremo de amor
Comenzamos nuestra travesía en un jardín y concluimos en un jardín para ver uno de los mejores ejemplos de amor verdadero.
En el jardín de Getsemaní, Jesús enfrenta una muerte certera. Él ha sido traicionado y los asesinos se están acercando. Él puede mantenerse fiel a lo que Dios le ha pedido que haga, que incluye ser brutalmente asesinado, o puede desobedecer la voluntad de Dios y luchar con violencia o simplemente huir. Y él lucha con la decisión: "Padre, aparta de Mí esta copa [esta responsabilidad de mí]", suplica, pidiendo a su Padre en el Cielo si hay otro camino a seguir (Lucas 22:42a). Como todo ser humano, él instintivamente quiere sobrevivir. Pero él no opera solo por instinto, diciéndole al Padre: "No se haga Mi voluntad, sino la Tuya" (Lucas 22:42b). Aunque lo que Dios le ha pedido que haga le causará sufrimiento significativo, Jesús se queda. Él se entrega por el bienestar de toda la humanidad y la creación. En amor, él se entrega por el bien de los demás.
Jesús es el khesed de Dios en forma humana, y su amor restaura la vida y el pacto entre Dios y la humanidad. En humildad, Jesús elige valorar a los demás por encima de sí mismo. Él no se enfoca en sus propios intereses, sino en los intereses de los demás (por ejemplo, Filipenses 2:3-4). Este tipo de amor se hace la siguiente pregunta: ¿Qué es lo mejor para el otro? ¿Cómo puedo cuidar mejor y enriquecer a otra persona?
El Apóstol Juan dice: "En esto conocemos el amor: en que Él puso Su vida por nosotros" (1 Juan 3:16). El corazón del amor verdadero es la voluntad de darse a sí mismo a otra persona, creando un ecosistema de amor enfocado en los demás y en la entrega personal. Seguro que este es el tipo de amor que muchos de nosotros estamos buscando.
¿Qué sucede cuando el amor romántico se expresa externamente?
¿Qué es lo que realmente queremos?
Quienes se muestran escépticos ante las ideas populares sobre el amor romántico podrían argumentar que la idea de encontrar a "la persona correcta" o a una sola persona que "te complete" por el resto de tu vida es ridícula. Después de todo, una persona no podría satisfacer todas tus necesidades, o hacerte feliz, o cumplir tus deseos más profundos por el resto de tu vida. Los autores bíblicos podrían estar de acuerdo con esta conclusión.
Las historias en la Biblia parecen sugerir colectivamente que ningún ser humano puede satisfacer tus necesidades. Y la expectativa de hacer todo eso podría terminar en decepción y confusión. Pero, ¿y si eso no fuera una mala noticia? ¿Y si ese enfoque centrado en uno mismo es una trampa y no es en verdad el amor "romántico" que realmente queremos? ¿Qué pasa si la definición de amor verdadero de la Biblia es más profundo, más apasionado y más humano?
¿Qué pasa si el amor significara trabajar unos con otros por el florecimiento y el tov del mundo? ¿Y si significara hacer lo que está bien por los demás, incluso a través del sufrimiento o a expensas de tu satisfacción inmediata? ¿Y si significara tomar medidas para preservar y proteger al otro? ¿Y si el amor romántico no fuera algo que sucede sino algo que eliges, algo tan difícil como gratificante?
Tal vez esto no suene ideal. Las rosas, el champán y los largos paseos por la playa parecen mucho más atractivos. Tal vez el amor pueda comenzar con sentimientos de atracción y deseo, y tal vez esos sentimientos iniciales puedan expandirse y profundizarse cuando ponemos el bienestar de la otra persona por encima del nuestro mientras que la otra persona hace lo mismo por nosotros. ¿Puedes imaginar que alguien te vea, en toda tu cotidianidad, peculiaridad e imperfección, y que se mantenga comprometido contigo pase lo que pase? Y que no solo se quede, sino que se preocupe, te perdone, bendiga y ame infinitamente, ¿todo mientras que tú haces lo mismo a cambio?
Que en todas nuestras relaciones, románticas o no, pongamos nuestra mirada en Jesús y en su ejemplo supremo de lo que significa amar a otra persona. ¿Qué amor maravilloso es este? "Que uno dé su vida por sus amigos" (Juan 15:13).