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Cantares: El equipo de escritores talentosos de Salomón

Por qué está en la Biblia, qué significa y quién lo escribió

Estas son algunas canciones románticas que todos conocemos:

“Bésame, bésame mucho…”. “Te amo, desde el primer momento que te vi…”. “Contigo aprendí… ”.

Seguramente mientras leías escuchaste una melodía. Quizá te dieron ganas de tararearla, aunque sea un poquitín. Son frases famosas de conocidas canciones de amor del mundo occidental moderno. Si pudieras pasar un día en la antigua Jerusalén, habrías oído a la gente tararear versos como estos:

“¡Que me bese con los besos de su boca! Porque mejores son tus amores que el vino”.

O quizá conozcas este clásico:

“Mi amado es mío y yo soy suya; Él apacienta su rebaño entre los lirios. Hasta que sople la brisa del día y huyan las sombras”.

Y luego está mi favorito:

“Mi amado es apuesto y sonrosado, Distinguido entre diez mil. Su cabeza es como oro, oro puro”.

¿Por qué hay poemas de amor en la Biblia?

Bueno, dejando a un lado las bromas, todas estas son frases de la famosa canción de amor de la Biblia, llamada “Cantares” o “Cántico de Salomón”. Es una colección de poesía amorosa israelita antigua de la Biblia. Los poemas son preciosos, bellamente elaborados y llenos de pasión. Es impresionante que algo así esté en la Biblia. Y justamente por eso, nos lleva a hacernos una pregunta fascinante: ¿Por qué hay ocho capítulos de poemas de amor antiguos en la Biblia?

Es una pregunta que ha ocupado las mentes de grandes pensadores judíos y cristianos durante milenios. Sin embargo, no es una de esas preguntas fáciles de responder. Cantares presenta muchos enigmas y acertijos maravillosos a los lectores de la Biblia; la idea no es simplemente resolverlos con la respuesta correcta. Más bien, un libro como este nos invita a un mundo maravilloso de jardines idílicos y amor juvenil. Es un libro lleno de dicha, y si no dejamos que nos cautive y transporte a la maravilla de la experiencia humana del amor y el deleite, nos estaremos perdiendo el objetivo.

Dicho esto, abordemos un par de cuestiones que nos ayudarán a comprender mejor este libro. En primer lugar, la frase inicial es: “El cantar de los cantares, que es de/para/por Salomón”. La frase “cantar de los cantares” es su título hebreo, que significa: “la mejor canción”. No es muy difícil de entender. Pero la parte siguiente, “a/para/por Salomón”, es más intrigante. En hebreo, la frase es: “le-shlomoh”. La palabra shlomoh es el nombre “Salomón”, y esa única letra “le” es la preposición hebrea que más a menudo significa “para/de”. En hebreo, si quisieras decir “el coche de Tim”, dirías “el coche le Tim”, literalmente, “el coche que es para/de Tim”. Así se indica que algo pertenece a alguien. Pero la preposición también puede indicar una relación mucho más laxa, como en la frase: “que se diga sobre el Señor” (le-adonai, ver Salmos 22:30), o incluso “un amigo de David” (le-David, ver 1 Reyes 5:1).

Patrocinio regio

Aunque sabemos que Salomón era brillante y muy bueno con las palabras (véase 1 Reyes 4:29-32), esta frase inicial no indica necesariamente que Salomón haya escrito los poemas. De hecho, es casi seguro que no escribió el libro, dado que la voz que habla es sobre todo la de una mujer joven. Cuando se menciona a Salomón (y no hay muchos casos), se le describe en tercera persona (Cantares 1:5, 3:7-11, 8:11-12). Además, Salomón sería una elección extraña como autor del libro. Los poemas celebran el amor entre un hombre y una mujer, ambos son amantes exclusivos entre sí. Y Salomón, como recordarás, tenía alrededor de 700 esposas (matrimonios políticos) y un harén adicional de 300 mujeres a sueldo para satisfacer su apetito sexual (véase 1 Reyes 11:1-4). De más está decir que es muy difícil imaginárselo escribiendo poesía como la que encontramos en este cántico.

A Salomón le encantaba escribir, estudiar y recopilar conocimientos sobre todo tipo de temas, incluso estudios sobre plantas y animales. Le encantaba explorar el mundo que le rodeaba y observar sus patrones. Y como rey colmado de riquezas, podía patrocinar todo tipo de proyectos de escritura. En otro lugar se menciona a su equipo ejecutivo, que incluía eruditos y escribas (1 Reyes 4:1-6). Esto también nos ayuda a comprender su papel como “patrocinador regio” de la tradición sapiencial de Israel.

Otro libro bíblico que comienza con el nombre de Salomón es Proverbios, que comienza con las palabras “Los proverbios de Salomón” (Proverbios 1:1). No hay razón para pensar que Salomón no haya sido el responsable de muchos de los proverbios y poemas de este libro, pero definitivamente no es el autor de todo el libro. ¡El libro mismo lo dice! En 22:17 leemos que hemos empezado a leer “las palabras de los sabios”, y en 24:23 leemos: “Estos también son los dichos de los sabios”. Así pues, el libro contiene literatura de Salomón, pero también de sabios y escribas anónimos del antiguo Israel. Y aún más, los dos últimos capítulos del libro nombran a sus autores, Agur (Proverbios 30) y Lemuel (Proverbios 31). Así pues, aunque el nombre de Salomón figure al comienzo del libro, no significa que Salomón fuera el responsable de todo el contenido del libro de Proverbios, ni siquiera del libro en sí. Brevard Childs, estudioso de la Biblia hebrea, lo explica así:

Cantares, junto con los libros de Proverbios y Eclesiastés, se relaciona con Salomón como fuente de la literatura sapiencial de Israel. Así como Moisés es la fuente [aunque no el único autor] de la Torá, y David es la fuente [pero no el autor] del libro de los Salmos, Salomón es el padre de la tradición sapiencial de Israel... La conexión de Cantares con Salomón en la Biblia hebrea sitúa estos escritos en el contexto de la literatura sapiencial.
– Childs, Introducción al Antiguo Testamento como Escritura.

Literatura sapiencial en general

La Tradición Sapiencial de Israel es la voz colectiva de los ancianos israelitas que vivieron en el temor del Señor y compartieron su sabiduría sobre cómo vivir bien en el mundo con la próxima generación: ese es el propósito de la literatura sapiencial en la Biblia. El rey Salomón habría sido el patrocinador regio responsable de recopilar y presentar esta sabiduría en las obras completas que vemos en las Biblias hebrea y cristiana.

Si piensas en los tipos de experiencia humana que forman parte de “vivir bien”, mi corazonada es que las relaciones y el matrimonio entrarían en tu breve lista de “cosas realmente importantes sobre las que hay que aprender”. El amor y las relaciones son dos de las experiencias humanas más básicas y no debería sorprendernos que todo un libro de la literatura sapiencial de la Biblia esté dedicado a estos temas. En realidad, no solo se encuentra en Cantares porque el libro de los Proverbios tiene varios poemas que celebran la pasión y la intimidad física entre un hombre y una mujer (véase Proverbios 5:15-23). La imaginería y el lenguaje de este poema son muy similares a los de Cantares, lo cual no debería sorprendernos. Si el propósito de esta literatura bíblica es educarnos en cuanto a cómo pensar sabiamente y bien sobre los muchos aspectos de la vida según el designio de Dios, tiene todo el sentido del mundo que un libro entero se dedique a celebrar la bondad del amor. De nuevo, Brevard Childs lo expresa así:

Los sabios de Israel trataron de comprender, por medio de la reflexión, la naturaleza del mundo y de la experiencia humana en relación con el Creador... El Cantar es la reflexión de la sabiduría sobre la naturaleza gozosa y misteriosa del amor entre un hombre y una mujer dentro del matrimonio.
– Childs, Introducción al Antiguo Testamento como Escritura.

Más que romance

Otro rasgo notable de este libro es el uso predominante de imágenes de jardines. Podemos verlo desde la primera página, “Mi amado es para mí… un ramillete de flores de alheña en las viñas de En Gadi” (Cantares 1:13a-14), hasta la última, “Oh tú, que moras en los huertos, mis compañeros están atentos a tu voz; Déjame que la oiga. Apresúrate, amado mío, y sé como una gacela o un cervatillo sobre los montes de los aromas” (Cantares 8:13-14).

Este libro está simplemente impregnado de imágenes y escenas de amor en jardines, en las que los amantes se persiguen, juegan y se abrazan en un poema tras otro. ¿Qué sentido tiene todo esto? En la Biblia solo hay otra historia que sitúa a dos amantes en un jardín, concretamente en las páginas 1-2 del libro del Génesis. Allí se nos dice que el hombre y la mujer estaban “desnudos y no sentían vergüenza” (Génesis 2:24-25) y que los dos se convirtieron en uno. El jardín del Edén es una imagen de las relaciones amorosas humanas tal como debían ser. Es la imagen ideal, y Cantares explora tanto el potencial como la maravilla de una relación así. Tremper Longman, un erudito de la Biblia hebrea y autor de un excelente comentario sobre Cantares, plasma esta idea de la siguiente manera:

¿Qué hace en la Biblia un libro como Cantares? Sin Cantares solo nos quedarían palabras escuetas y a menudo negativas sobre una realidad crucial para la experiencia humana: el amor y el sexo. Dios, en su sabiduría, ha hablado a través del poeta de Cantares tanto para animarnos como para advertirnos sobre el poder insaciable del amor y el deseo. Cantares celebra la alegría del contacto físico, el placer de un aroma exótico, el dulce sonido de la voz de un amante y el sabor de los labios de otra persona. Cantares es una afirmación divina del amor y un reconocimiento del dolor que a menudo lo acompaña. - Tremper Longman, Cantares.

Cantares es un libro único en la Biblia que ofrece un regalo único. Es una exploración lúdica y hermosa de una de las experiencias humanas más poderosas y potentes: el amor y la pasión sexual. Este libro de poesía amorosa israelita nos permite asomarnos al Edén, y en él encontramos un ideal que muy pocas personas llegan a experimentar de verdad. Para quienes lo experimentan en sus propios matrimonios, a menudo es fugaz, como lo es el amor para el hombre y la mujer de estos poemas. De este modo, los poemas afirman el amor humano, pero también muestran que es solo un indicio de algo más grandioso y sublime. El libro nunca menciona el amor de Dios, pero todos los vínculos con el jardín del Edén lo indican por sí mismos. ¿Quién es el autor de la vida y de la experiencia humana? ¿Y quién es, por tanto, el autor de esta poderosa experiencia que llamamos “amor”? No es otro que el Autor de toda la realidad, que ha dado a los humanos un gran don y una gran responsabilidad sobre nuestros cuerpos, mentes y corazones en lo que se refiere al amor sexual.

Debemos cuidarlo, nutrirlo y reconocerlo como lo que es: ¡un don de Dios! Y, por si alguna vez lo olvidamos, hay un libro entero de la Biblia dedicado a este tema.

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