La primera parte de Génesis describe la espiral descendente de la humanidad hacia el pecado, pero también ofrece una esperanza futura de restauración y redención.
Cuando Dios ve el mundo que hizo, afirma que es bueno. Establece a los humanos como su colaboradores para gobernar la creación, pero los humanos eligen hacer lo que a ellos les parece que es bueno, y esto, finalmente lleva a la muerte. Los primeros once capítulos de la Biblia registran la bondad de Dios y las repetidas rebeliones de la humanidad, que introducen violencia, desorden y la fundación de Babilonia. Son esos primeros capítulos los que establecen las bases de cómo Dios va a responder a la maldad humana y redimir su creación.
Dios sigue dándole a la humanidad la oportunidad de llevar su bendición al mundo, primero por medio del mandato dado en el jardín y luego por medio de Abraham y su familia. Pero los humanos continuamente tratan de recibir la bendición en sus propios términos. Sin embargo, Dios promete, incluso en nuestra rebelión, que un vencedor herido llegará para derrotar al mal en su origen. Este es el plan que Dios pone en marcha a partir de Génesis 12.