Por sí sola, la metáfora del ojo-lámpara de Jesús es difícil de entender. Sin embargo, la ambigüedad se desvanece cuando nuestra interpretación de “el ojo es la lámpara del cuerpo” implica leer las palabras de Jesús en contexto. Él utiliza imágenes de la Biblia hebrea para decir que la salud espiritual de una persona puede evaluarse, en parte, observando la forma en que hace uso de las posesiones materiales.
En primer lugar, esta frase pertenece a un gran conjunto de enseñanzas que se encuentran en Mateo 5-7, conocidas como el Sermón del Monte. Jesús habla del ojo-lámpara del cuerpo en una sección del sermón 1 que se enfoca en los peligros que conlleva la riqueza. Este contexto nos ayuda a ver que su metáfora se refiere específicamente a nuestra actitud hacia el dinero y las posesiones.
En segundo lugar, como maestro judío, Jesús apela a expresiones idiomáticas comunes en la Biblia hebrea. Comprender cómo los autores bíblicos utilizan el lenguaje metafórico de los ojos “llenos de luz” frente a los ojos “ofuscados o apagados”, o los ojos “buenos” frente a los “malos”, puede ayudarnos a comprender mejor la intención del mensaje de Jesús. Para Jesús, el ojo se convierte en una imagen relacionada con la generosidad o la tacañería. El ojo sincero o bueno representa a una persona generosa que imita la generosidad de Dios hacia los demás, mientras que el ojo malo simboliza a una persona egoísta que toma en lugar de dar y descuida las necesidades de los demás.
Profundicemos en el contexto del Sermón del Monte y la Biblia hebrea para aclarar las famosas (pero desconcertantes) palabras de Jesús:
"La lámpara del cuerpo es el ojo; por eso, si tu ojo está sano (o claro), todo tu cuerpo estará lleno de luz. Pero si tu ojo está malo, todo tu cuerpo estará lleno de oscuridad. Así que, si la luz que hay en ti es oscuridad, ¡cuán grande será la oscuridad!" 2.
Interpretación bíblica del ojo y sus cualidades
“¡Qué buen ojo!”, dice un amigo cuando encuentra la pieza que faltaba del rompecabezas. “¡Buenos ojos!”, dice un oftalmólogo cuando los resultados de las pruebas revelan que tienes una visión perfecta. Tener buenos ojos puede significar muchas cosas, pero Jesús utiliza la idea más específicamente.
El “ojo bueno” al que alude Jesús tiene su origen en la Biblia hebrea, donde los autores lo utilizan de forma idiomática para hablar de generosidad. La frase hebrea tov 'ayin significa literalmente “ojo bueno”, pero las traducciones al español suelen utilizar la palabra “generoso” para comunicar su significado más profundo. Considera Proverbios 22:9:
“El generoso [tov 'ayin] será bendito, porque da de su pan al pobre” (NBLA).
Lo contrario de tov 'ayin (buen ojo) en hebreo es ra' ayin (ojo malo). Este ejemplo de Proverbios 23:6-7 muestra los matices de “malo” y “engañoso” que transmite este modismo:
“No comas el pan del egoísta [ra' ayin u “ojo malo”]. Ni desees sus manjares; pues como piensa dentro de sí, así es él. Él te dice: 'Come y bebe', pero su corazón no está contigo” (NBLA).
Nota cómo el proverbio advierte contra querer algo de esta persona de doble ánimo. Incluso si lo que dan tiene valor material, está ligado a corrupción y es mejor evitarlo por completo. El ojo malo representa la forma de fingir preocuparse por las necesidades de los demás mientras se permanece obsesionado con uno mismo, fingiendo públicamente ser generoso cuando la verdadera intención es el beneficio personal.
Jesús apela a este modismo del “ojo malo” en Mateo 6:23, utilizando la palabra griega poneros (“malo”) para describir el ojo. Pero es interesante que Mateo no utilice una palabra griega equivalente a “bueno” para contrastar con el ojo malo (véase Mateo 6:22-23). En su lugar, utiliza la palabra griega haplous, que puede comunicar ideas como sano, sencillo, sincero y claro.
“... si, tu ojo fuere sincero [haplous], todo tu cuerpo será luminoso” (JBS) 3.
Haplous a menudo describe la motivación de una persona, transmitiendo la idea de que las personas con motivaciones sencillas o sinceras son genuinas en sus acciones: tienen el ojo bueno. Lo contrario de haplous es diplous, que significa “doble”. Las personas con doble motivación hablan o actúan de una manera mientras ocultan su verdadera intencionalidad: tienen un ojo malo. Así que, en lugar de utilizar “bueno versus malo” Jesús utiliza “sincero o sencillo versus malo”.
Otro dato útil para la interpretación es que el sustantivo relacionado con haplous, que es haplotes, aparece a menudo en el Nuevo Testamento para transmitir ideas como sencillez, sinceridad y generosidad:
“... si tu don es dar, hazlo con [haplotes] generosidad” (NTV) 4.
“... rebosan de abundante alegría, la cual se desbordó en gran [haplotes] generosidad” (NTV) 5.
“... serán enriquecidos en todo sentido para que siempre puedan ser generosos [haplotes] …” (NTV) 6.
Teniendo en cuenta estos juegos de palabras y expresiones idiomáticas, parece que Jesús utiliza esta metáfora del ojo-lámpara para decir que la salud espiritual de una persona puede evaluarse en parte observando la forma en que hace uso de las posesiones materiales. O como dice el erudito del Nuevo Testamento R. T. France: “Este pequeño dicho bastante oscuro parece utilizar un juego de palabras... para elogiar tanto la determinación (al procurar los valores del Reino de los cielos) como la generosidad... como clave para la vida eficaz de un discípulo” 7.
Cómo se relacionan los ojos con la luz y la oscuridad en la Biblia
Jesús parece desarrollar su metáfora de los ojos como lámpara a partir de la Biblia hebrea, donde los autores a menudo describen los ojos como una fuente de luz o un lugar donde reside la luz. Tener los ojos llenos de luz puede referirse a la vivacidad de una persona, como en el caso de David, que clama a Dios en busca de ayuda en el Salmo 13:3:
“Considera y respóndeme, oh Señor, Dios mío; Ilumina mis ojos [ha'irah einai], no sea que duerma el sueño de la muerte” 8.
Proverbios 15:30 da un ejemplo de que los ojos llenos de luz o radiantes son un signo de felicidad:
“Los ojos radiantes [me'or einayim] alegran el corazón; las buenas noticias dan nuevas fuerzas” 9.
Y a veces, los autores describen a los seres espirituales con lenguaje de ojos y lámparas. En Zacarías 4:10, un ángel le dice a Zacarías que las siete lámparas de oro del candelabro simbolizan los ojos de Dios:
“Estas siete lámparas son los ojos [einei] del Señor que están recorriendo toda la tierra” 10.
Por el contrario, otras obras de la Biblia hebrea describen el ojo ofuscado o apagado, que a menudo se refiere al deterioro de la salud de una persona debido a la vejez:
“Y aconteció que cuando hubo Isaac envejecido, y sus ojos [einav] se ofuscaron quedando sin vista…” 11.
“Ahora los ojos [ve'einei] de Israel estaban tan apagados por la vejez que no podía ver” 12.
Los ojos ofuscados o apagados pueden incluso simbolizar el sufrimiento extremo de una persona, como la experiencia de David descrita en el Salmo 38:10:
“Palpita mi corazón, mis fuerzas me abandonan, y aun la luz de mis ojos [ve'or-einai] se ha ido de mí” 13.
Jesús apela a estas diversas representaciones de ojos claros y oscuros para transmitir al menos dos puntos principales en su enseñanza. En primer lugar, dice que las personas generosas permanecen llenas de luz como una lámpara, vibrantes e incluso felices de amar a su prójimo. En segundo lugar, relaciona el concepto de tacañería y falta de amor con los ojos apagados u oscuros, sugiriendo que la persona tacaña tiene los ojos entenebrecidos u oscuros y experimentará un declive continuo hacia el aislamiento solitario y la oscuridad dolorosa.
¿Acaso la riqueza no es un regalo de Dios?
Jesús dice que el estilo de vida mezquino y avaro está lleno de oscuridad, y utiliza su parábola sobre el hombre rico y Lázaro como ilustración (véase Lucas 16:19-31). El hombre rico tiene ojos malos porque vive únicamente para sí mismo y para las comodidades de su riqueza, mientras que descuida las necesidades de Lázaro.
Pero espera. ¿La riqueza no es una señal del favor de Dios?
Al escuchar la historia de Jesús, algunos seguramente habrán pensado que las lujosas posesiones del hombre rico eran una clara evidencia del favor y la bendición de Dios. Pero en la narrativa bíblica, la prosperidad y la riqueza suelen ser señales de una injusticia brutal hacia los vulnerables.
Hace mucho tiempo, 14 antes del exilio asirio, el profeta y pastor Amós reprendió a los israelitas ricos por pensar que su prosperidad era una prueba del favor de Dios. Amós dice que su riqueza en realidad demuestra su tacañería, codicia y abuso de los pobres. Aunque sus acciones pudieran parecer socialmente aceptables, eran contrarias a Dios 15.
Exactamente lo mismo ocurre varios siglos después, justo antes del exilio babilónico. Así como Totó tira de la cortina del Mago de Oz para revelar su debilidad, el profeta Ezequiel descubre la extrema vulnerabilidad de Israel, enmascarada tras la riqueza y el poder 16.
Ezequiel declara que la riqueza y el poder de Israel ya no tienen nada que ver con la bendición de Dios. Peor aún, Ezequiel explica que la presencia de Dios se ha ido hace tiempo del templo y de su medio 17. Al normalizar la opresión, la riqueza de Israel es en realidad dinero manchado de sangre, no la bendición favorable de Dios 18.
Al contar la historia de Lázaro, Jesús podría estar sugiriendo, o no, que el rico obtuvo su riqueza a través de la opresión. Pero es probable que esté tocando los mismos temas, invitándonos a evaluar honestamente nuestra relación con la riqueza y las razones para aferrarnos a ella. Al final, las cosas le salen mal al hombre rico debido a su egoísmo.
A lo largo de su enseñanza, Jesús nos dice que las experiencias verdaderas y maravillosas de la vida no tienen casi nada que ver con poseer cosas. Jesús vivió en la pobreza y experimentó la buena vida en su plenitud porque la buena vida que Dios ofrece se encuentra en el amor al prójimo.
La riqueza en sí misma no es ni luz ni oscuridad, pero amar la riqueza es oscuridad. Y amar la riqueza en lugar del prójimo es apagar la lámpara de los ojos. Cuando vemos la metáfora a través de esta lente, podemos entender más claramente el significado de Mateo 6:22-23.
Las personas enfocadas en sus posesiones materiales pueden creer que están experimentando lo mejor que la vida tiene para ofrecer. Pero una forma de vida tacaña apaga la luz de la mismísima imagen de Dios dentro de nosotros. Dios creó a los humanos para vivir en una comunidad amorosa y pacífica, y estamos diseñados para compartir generosamente unos con otros.
Dos enfoques sobre las posesiones
Si nos basamos en el contexto bíblico más amplio, podemos ver la conexión entre la metáfora de Jesús, “el ojo es la lámpara del cuerpo”, y el modismo de la Biblia hebrea sobre el ojo bueno versus el ojo malo. Tiene que ver con la generosidad o la tacañería. Con esta impactante imagen, Jesús advierte a la gente que un poquito de tacañería puede echar a perder todo el corazón:
“Pero si tu ojo está malo..., si la luz que hay en ti es oscuridad, ¡cuán grande será la oscuridad” 19.
Afortunadamente, lo contrario también es cierto:
“Si tu ojo está sano [o es sencillo 20, bueno 21, sincero 22, etc.], todo tu cuerpo estará lleno de luz” 23.
¿Por qué utiliza Jesús esta imagen compleja y con varias capas de significado? ¿Por qué no enseña directamente: “No seas tacaño; sé generoso”?
Quizás sea porque las metáforas nos hacen pensar. Atraviesan nuestras defensas y nos obligan a hacernos preguntas. Tal vez Jesús esté diciendo ingeniosamente que quiere que sus oyentes mediten más profundamente en sus propios corazones, durante largos períodos de tiempo, para convertirse lenta pero seguramente en personas que no solo sigan sus instrucciones, sino que realmente quieran seguirlas.
Cuando reflexionamos sobre la imagen del ojo-lámpara y su conexión con el egoísmo o la generosidad, no podemos evitar preguntarnos: ¿Yo uso a los demás para mi beneficio personal, o soy generoso con los demás, mostrando verdadero amor por ellos y una preocupación tangible por su bienestar? El enfoque egoísta nos corrompe y nos aísla en la oscuridad. Pero Jesús dice que enfocarnos en amar a los demás nos fortalece a todos y nos guía hacia una vida sana y llena de luz.
- Mateo 6:19-34
- Mateo 6:22-23, NBLA
- Mateo 6:22, JBS
- Romanos 12:8, NTV
- 2 Corintios 8:2, NTV
- 2 Corintios 9:11, NTV
- R. T. France, El Evangelio de Mateo, Nuevo Comentario Internacional sobre el Nuevo Testamento (Grand Rapids: Eerdmans, 2007), 262.
- NBLA
- DHH
- DHH
- Génesis 27:1, RVA
- Génesis 48:10, Traducción de Proyecto Biblia
- NBLA
- Probablemente durante la primera mitad del siglo VIII a.e.c., alrededor de 760-755 a.e.c.
- Véase Amós, esp. 2:6-8; 4:1-3; 5:10-27; 6:1-14.
- Véase Ezequiel 13:1-23.
- Véase Ezequiel 19.
- Véase Ezequiel 22:1-31 para uno de varios ejemplos.
- Mateo 6:23, NBLA
- RVR1977
- RVR1960
- RVA
- Mateo 6:22, NBLA