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Preguntas para reflexionar personalmente o en grupo:

  1. Lee 1 Samuel 16:1-13, Levítico 8:9-12, Génesis 28:10-22 y Levítico 8:10-11. ¿Quién o qué es ungido en estos pasajes? ¿Qué significa que se derrame el aceite de la unción sobre determinadas personas, objetos o lugares?
  2. Lee Éxodo 30:22-33 para ver la receta del aceite de la unción. Estas plantas concretas no se mencionan en la narración del Edén (Génesis 2), pero se conectan simbólicamente con el Edén como plantas de jardín exuberantes, hermosas y buenas. ¿Qué está queriendo decirnos Dios? ¿Por qué instruyó al pueblo para que utilizara plantas similares a las del Edén para hacer el aceite de la unción?
  3. Lee Génesis 2:4-17 y fíjate en la analogía entre el agua y el Espíritu de Dios como fuentes fundamentales de la vida. Lee detenidamente Isaías 32:15-18 e Isaías 44:2-4. ¿Cómo utiliza Isaías esta analogía?
  4. ¿Cómo actúa el bautismo de Jesús (Marcos 1:1-15) como su "unción" si no hay aceite presente? Después de la "unción" del agua y del Espíritu en Génesis 2, las demás unciones se producen siempre con aceite simbólico. Pero la escena del bautismo de Jesús es diferente: es ungido con agua y Espíritu como el ser humano de Génesis 2. ¿Qué importancia tiene esto? ¿Cómo nos ayuda a comprender mejor el acto de ungir a una persona?
  5. Lee Hechos 2:1-21. La palabra concreta para "unción" no aparece en este relato, pero la descripción del acontecimiento en el contexto más amplio de la Biblia nos dice que se trata de un ungimiento de los 12 apóstoles. ¿Con qué son ungidos los apóstoles de Jesús y cómo describirías el significado y la finalidad de esta unción?

Referencias de las Escrituras

Éxodo 30:22-33 Génesis 2:4-17 Génesis 28:10-22 Levítico 8:10-11 Levítico 8:9-12 Marcos 1:1-15 Mateo 28:16-20

Para los más curiosos…

En el antiguo Israel se vertía un aceite especial y perfumado sobre las personas y los lugares para designarlos para una tarea sagrada. Esta práctica se llama "unción". Era habitual en el mundo antiguo y la compartían muchos de los pueblos vecinos de Israel.

La unción es un tema bíblico clave que vemos por primera vez en las primeras páginas de Génesis. Se desarrolla a lo largo de la Biblia hebrea y culmina con la llegada de Jesucristo, el ungido.

Para comprender realmente el significado simbólico del aceite de la unción, tenemos que remontarnos a Génesis 1-2. Las raíces de ungir algo con un propósito singular se ven en los relatos de la creación (Génesis 1:1-2:3) y del Edén (Génesis 2:4-3:24).

En las líneas iniciales del relato de la creación en siete días, comenzamos con el estado previo a la creación, representado por el caos-agua (demasiada agua) y la oscuridad. A esos elementos de "no-creación" se enfrenta el Espíritu de Yahweh. De las aguas, el Espíritu y la Palabra de Yahweh hacen surgir la tierra seca y las plantas del jardín, concretamente los árboles frutales.

En las líneas iniciales de la historia del Edén (Génesis 2:4-3:24), comenzamos con el escenario opuesto. El estado anterior a la creación es un caos-desierto (no hay suficiente agua). Pero este desierto de "no-creación" se enfrenta al "agua" de Yahweh: del desierto, Dios llama a la existencia a un jardín y a los seres humanos con su agua y su Espíritu.

El Espíritu de Dios y el agua se emparejan por analogía: el agua hace surgir un jardín del desierto, y el Espíritu de Dios infunde vida a la humanidad. A partir de este punto del relato bíblico, el Espíritu de Dios/agua que se derrama sobre un lugar o una persona se convierte en intercambiable con Dios que toma algo que, por sí mismo, carece de vida y lo llena de la vida del Cielo.

Siguiendo con la narración del Edén, Dios hace a los humanos a su imagen y los designa como administradores y cuidadores del jardín en su nombre. El ser humano es formado a partir del polvo, y Dios infunde su propio aliento vital en el polvo, planta un jardín y coloca al ser humano en el jardín como imagen divina.

Al ser ungidos mediante el agua y luego el Espíritu, los humanos son marcados como "portales" entre el Cielo y la Tierra, Dios y la creación. Son los sacerdotes reales del Edén, que permiten que la presencia, el propósito y el sabio gobierno de Dios se espejen y reflejen en la Tierra.

Cuando los humanos (o los lugares) son ungidos en la historia bíblica, eso significa que son llamados a representar a Dios en la Tierra. Por eso vemos la unción de sacerdotes, templos, profetas y reyes a lo largo de la historia: estas personas y lugares son representantes de la presencia, el propósito y el sabio gobierno de Dios.

Pero estos humanos ungidos fracasan repetidamente en su vocación como representantes fieles de Yahweh y como lugar donde el Cielo y la Tierra son uno. Esta pauta crea esperanza en el ungido supremo, ungido no sólo con aceite, sino con agua y Espíritu; no un simple puente hacia el Cielo, sino el Cielo mismo que viene a la Tierra. Éste es Jesucristo. Y "Cristo" no forma parte de su nombre: es un título que significa "ungido".

Jesús es el nuevo humano, el sacerdote supremo, el Rey cósmico. Es la vida celestial de Dios que entra en nuestro mundo de formas nuevas y sorprendentes. Después de que Jesús resucitara de entre los muertos, extendió su unción por el mundo a través de sus seguidores, o "cristianos", de la palabra "Cristo". Estos cristianos son ungidos que siguen al Ungido.

El Espíritu de Dios marca a los cristianos para que llenen más la Tierra con la vida del Cielo. Un día, cuando el Cielo y la Tierra vuelvan a unirse plenamente, lo divino y lo humano convivirán en armonía, y los ungidos reinarán junto a Jesús, el Ungido.

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