Dios conduce a los israelitas desde Egipto hasta el Monte Sinaí, donde establece el pacto con ellos a través de un conjunto de mandamientos.
En el Monte Sinaí, Dios invita a Israel a una relación de pacto con él, llamándoles a que sean un reino de sacerdotes y a enviar las bendiciones de Yahweh a las naciones. Pero Israel inmediatamente fracasa en cumplir su parte del acuerdo.
Cuando los israelitas se acercaron al Monte Sinaí, la presencia de Dios cubrió la montaña con una nube oscura. Moisés sube a la montaña como representante del pueblo para recibir la ley de Dios y un plan para el espacio donde Dios iba a morar, el tabernáculo.
Lleno de imágenes simbólicas del Edén, el tabernáculo será el lugar donde el espacio de Dios se superponga con el espacio de la humanidad. Pero tan pronto como Moisés recibe las instrucciones de Yahweh, Israel infringe el pacto adorando una estatua de oro. Dios se enoja legítimamente con el pueblo, pero Moisés intercede por ellos y le pide a Dios que recuerde su promesa a Abraham.
Dios cede y restablece el pacto. El tabernáculo se culmina y la gloria de Dios llena el espacio sagrado. Pero Moisés no puede entrar. ¿Qué está pasando aquí? ¿Podrá el pueblo de Dios estar en su presencia y vivir según el pacto?