Levítico explora cómo los rituales sacrificiales y las prácticas de purificación permitieron que los israelitas moralmente corruptos se convirtieran en compañeros del pacto de Dios.
Después de que los israelitas construyen el tabernáculo, un lugar donde pueden estar en la presencia de Dios, Moisés no puede entrar al espacio sagrado. ¿Cómo van a poder coexistir con un Dios puro y perfecto, personas impuras y pecaminosas? Ese es el problema que se propone resolver el libro de Levítico. En Levítico, Dios le da instrucciones a su pueblo para que se purifique y puedan entrar a la presencia santa de Dios. Esas instrucciones pueden parecer un poco extrañas para los lectores modernos, pero todas tienen un propósito: mantener a los israelitas en un estado en el que puedan comunicarse con su Dios.
Ahora que Dios le ha dado acceso a su pueblo a su presencia, es hora de que los lleve a la tierra que les prometió. Esa es la historia que vemos desarrollarse en el libro de Números. Pero lo que debería ser un viaje de dos semanas a la tierra prometida se convierte en un viaje de cuarenta años debido a la infidelidad de Israel. A pesar de su constante rebelión, Dios se mantiene fiel a su promesa de liberación y provisión.