Jesús sigue hablando sobre nuestra relación con el dinero y las posesiones, y ahora lo hace a través de un enigma: el ojo es la lámpara del cuerpo. Esa era una referencia a una conocida metáfora cultural en la que tener “mal ojo” significaba ser tacaño. Al decir que el ojo es la lámpara del cuerpo, Jesús destaca que la relación que tenemos con nuestras posesiones refleja nuestro verdadero carácter. En este episodio, Tim, Jon y Michelle exploran cómo la generosidad abre camino a nuevas oportunidades, mientras que la avaricia nos lleva a perderlo todo.