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Qué quiso decir Jesús con "pon la otra mejilla" en Mateo 5:39

Qué quiso decir Jesús con "pon la otra mejilla" en Mateo 5:39

Cómo superar el mal a través de actos creativos de resistencia no violenta

Después de años de ocultar moretones, una mujer le confía a una amiga los estallidos violentos de su marido. Su amiga le aconseja que se someta a su esposo y le explica que en el Sermón del Monte Jesús enseña que debemos "poner la otra mejilla". Pero, ¿es ese el significado de lo que dijo Jesús? ¿Realmente estaba enseñando a las personas a no hacer nada si son maltratadas o abusadas?

La instrucción dada por Jesús respecto a poner la otra mejilla, que se encuentra en Mateo 5:39, en realidad significa cambiar en sentido opuesto la marcha de un asunto a quienes intentan dañarnos, y, vencer la maldad a través de actos creativos de resistencia no violenta. Jesús no está afirmando que nunca debamos oponernos a quienes intentan hacernos daño. De hecho, eso contradiría el principio de la Biblia hebrea lex talionis, citado por Jesús: "ojo por ojo y diente por diente". (1) El objetivo de este principio consiste en establecer justicia y frenar la venganza. Así que si alguien nos saca un diente, no podemos sacarle cinco en represalia.

En la misma frase, Jesús apela a "no pagarle con la misma moneda al malvado", (2), sino a poner la otra mejilla. Eso cumple con la intención de la lex talionis de llevar a cabo la verdadera justicia de una manera nueva y creativa que se niega a devolver daño por daño. En otras palabras, poner la otra mejilla evita los extremos de vengarse violentamente y de quedarnos como si nada cuando nos hacen daño.

La bofetada en la mejilla en los tiempos de Jesús

En tiempos de Jesús, golpear a una persona en la mejilla era un insulto contundente, pero no se consideraba una agresión violenta. Aquí, Jesús especifica un golpe en la mejilla derecha, lo cual implica una bofetada con el dorso de la mano. Golpear a alguien con el dorso de la mano (3) podía exigir una multa doble porque era "la afrenta pública más severa contra la dignidad de una persona". (4)

Pero Jesús no sugiere que sus seguidores deban quedarse quietos y aguantar el maltrato. En primer lugar, poner la mejilla izquierda era un audaz rechazo al insulto en sí. En segundo lugar, eso retaba al agresor a que repitiera la ofensa, al tiempo que le exigía que golpeara con la palma de la mano, algo que no se le hacía a una persona inferior, sino a un igual. En otras palabras, poner la otra mejilla es una afirmación contundente de que el oponente no tiene poder para avergonzar condescendientemente, porque el honor de la víctima no depende de la aprobación humana, sino que procede de otro lugar. (5) Este tipo de acción reconfigura la relación, haciendo que el adversario retroceda o le trate como a un igual.

Por qué tendrías que darle tu abrigo a una persona codiciosa

Jesús añade otro ejemplo sobre cómo no hay que pagarle con la misma moneda a una persona malvada, y dice: "Si alguien quiere demandarte y quitarte tu camisa, entrégale también tu abrigo". (6) Jesús está enseñando la resistencia a la codicia dañina con generosidad creativa.

En este caso, una persona codiciosa aplasta a una persona pobre con una demanda injusta y exige su túnica como garantía. La ley bíblica hebrea permitía que los israelitas usaran las prendas externas o el abrigo de una persona como garantía para un préstamo, pero el abrigo debía devolverse antes del anochecer, porque la persona probablemente lo iba a necesitar para abrigarse. (7) Renunciar voluntariamente al abrigo sería excesivamente generoso. Jesús está enseñando una forma de vida que confía en el poder de una respuesta generosa y no paga la codicia con codicia.

Es más, algunos intérpretes consideran que la instrucción de Jesús implica que quien entrega tanto su túnica como su abrigo queda completamente desvestido, lo cual es "una deshonra intolerable en la sociedad judía palestina". (8) Independientemente de si Jesús insinúa que deben quedar desnudos como si no, alguien que renuncia a su abrigo (y a su túnica) probablemente esté renunciando a su principal defensa contra el frío y a cierto nivel de estatus social. Está en una posición extremadamente vulnerable. Esta vulnerabilidad evidente obliga al oponente a confrontar públicamente su insensible codicia al quitarle literalmente la ropa a la otra persona. (9) Y la generosidad radical de esa persona va a ser un contraste sorprendente frente a la avaricia de su adversario.

Hacer un esfuerzo adicional por el opresor

En un último ejemplo de cómo no pagarle de la misma manera a un malvado, Jesús dice: "Si alguien te obliga a ir con él una milla, acompáñalo dos millas". (10) En el mundo del siglo I, los soldados romanos podían obligar a alguien a llevar cargas hasta por una milla romana (1.000 pasos). (11) La práctica reducía a las personas en objetos, en trabajadores forzados bajo el control del poder imperial.

Jesús le está hablando a un grupo atribulado de judíos que han sufrido siglos de ocupación extranjera. Después de experimentar degradación, acoso y opresión por parte de sus gobernantes romanos, deben de haberse quedado con la boca abierta ante el llamado de Jesús a no solo someterse, sino a dar más de lo que se les pedía.

Llevar la carga de un soldado una milla más cambia los términos de la interacción. En lugar de aceptar pasivamente el trato degradante, las personas que siguen la instrucción de Jesús resisten creativamente la opresión y defienden su dignidad eligiendo voluntariamente caminar esa segunda milla. Tratan al soldado romano con generosidad, como se trata a los amigos o familiares.

De hecho, Jesús resume su enseñanza con una exhortación general a sus seguidores a que hagan de la generosidad un marcador clave para relacionarse correcta y justamente con los demás, (12) recordando Proverbios 25:21-22: "Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer pan, Y si tiene sed, dale a beber agua; Porque así amontonarás brasas sobre su cabeza". (13)

Reivindicar la dignidad con amor y generosidad

En los tres ejemplos de Jesús, "pagar con la misma moneda" perpetuaría el ciclo de daño. Como dice Martin Luther King Jr.: "La máxima debilidad de la violencia es que es una espiral descendente, que engendra lo que busca destruir. En lugar de disminuir la maldad, la multiplica. … Responder a la violencia con violencia multiplica la violencia, sumándole oscuridad más profunda a una noche que ya está desprovista de estrellas". (14)

Jesús invita a sus seguidores a los caminos del Reino al revés de Dios. En lugar de tomar represalias frente a los insultos o la injusticia, los llama a que participen en actos creativos de resistencia, caracterizados por el amor y la generosidad. Poner la otra mejilla significa ver y tratar a todo el mundo como una persona creada a imagen de Dios, siempre buscando su bien.

Como observa Anna Case-Winters (15), puede parecer que esto pone a una persona en el papel de "víctima pasiva", pero, en realidad, hace que esa persona sea "un agente reivindicador del poder de manera positiva y poco convencional. Lo que podría haber sido una humillación se encuentra con un acto de "reivindicación de la dignidad" y una invitación implícita al enemigo, al agresor o al importunador a una interacción diferente". (16)

Jesús nos enseña a evitar tanto retroceder con miedo pasivo como a responder con palabras o acciones violentas. En cambio, como él, podemos tratar a nuestros enemigos con creatividad, amor y generosidad. Al tratarlos como amigos, los invitamos a que reflexionen sobre su comportamiento y a que consideren una nueva forma de relacionarse con nosotros.

Restaurar las relaciones

La enseñanza de Jesús de "poner la otra mejilla" tiene como objetivo restaurar la armonía que Dios quiso para la humanidad desde el comienzo de la creación. Al tomar del árbol que Dios les ordenó que evitaran, las personas eligieron rechazar la sabiduría de Dios y hacer lo que era correcto ante sus propios ojos. Ese rechazo rápidamente llevó a un ciclo de daño y represalias. Vemos ese deseo de venganza y el aumento de la crueldad en la historia de Lamec, quien mató a un hombre por golpearlo. (17)

Sin embargo, el objetivo de la lex talionis ("ojo por ojo y diente por diente" (1)) era limitar el aumento de las represalias violentas. En otras palabras, tenía como objetivo romper el creciente ciclo de violencia evitando que las personas se vengaran y asegurando que el castigo nunca fuera mayor que el delito.

El cumplimiento de la intención central de la lex talionis significa buscar la verdadera justicia. Y la verdadera justicia reconfigura la relación entre la víctima y el agresor; trae consigo la restauración de todos los involucrados. Vemos un ejemplo sorprendente en la historia de José.

José pone la otra mejilla

Celosos por el favoritismo de su padre hacia José, sus hermanastros lo venden como esclavo en Egipto, donde con el tiempo llega a una posición de poder. Cuando sus hermanastros llegan a Egipto para comprar comida durante una hambruna, no reconocen a José escondido detrás de la fachada de un funcionario egipcio. Pero José los reconoce a ellos. Y debe tomar una decisión. Puede usar su poder como alto funcionario del gobierno para vengarse. Puede permitir que los tribunales impartan justicia. También puede ignorar pasivamente la ofensa de sus hermanastros y actuar como si nada hubiera pasado. O puede "poner la otra mejilla" para ponerlos a prueba.

José elige la última opción: poner la otra mejilla. Él quiere ver si repiten su ofensa permitiendo que su único hermano de sangre, Benjamín, sea convertido en esclavo. (18) José les da a sus hermanastros la oportunidad de que afronten lo que le hicieron (19) y que elijan actuar de otra forma. Y cuando muestran cuánto han cambiado, lágrimas sanadoras de amor y tristeza corren por el rostro de José mientras les ofrece su perdón generosamente. (20)

Jesús pone la otra mejilla

Jesús mismo les demuestra a sus seguidores cómo poner la otra mejilla. En ciertos momentos, cuando sus oponentes tratan de destruirlo, él elige retirarse, escabulléndose de su alcance. Discierne sabiamente cuándo es mejor esperar que ocuparse inmediatamente de una amenaza.

En otras ocasiones, se encuentra con sus oponentes cara a cara con generosidad creativa. En la declaración suprema de poner la otra mejilla, Jesús permite que sus enemigos lo acusen, lo arresten y lo condenen falsamente antes de someterlo a una intensa humillación pública y un cruel asesinato en una cruz romana. Mientras todo eso sucede, Jesús les pone la otra mejilla a quienes lo golpean, les ofrece su ropa y lleva su cruz una milla más. (21) Él no se muestra pasivo ni renuente; no es una víctima impotente. Con tremendo poder, acepta voluntariamente el trato malicioso de sus oponentes, porque sabe que, en última instancia, no tienen la capacidad de quitarle ni su honor ni su vida.

Jesús entrega su vida activamente; no toma represalias ni paga ningún daño con la misma moneda. Él ama a sus enemigos hasta el final, orando por su perdón con su último suspiro. (22)

La respuesta del amor a la injusticia

Si una mujer maltratada se encuentra desesperada en busca de ayuda, alejarse de la situación, junto con otras víctimas, suele ser lo más sensato. Así no solo fortalece su capacidad de actuar, sino que también puede ser la respuesta más amorosa que pueda tener hacia quien la maltrata. Al distanciarlo de los destinatarios de sus abusos, puede impedir que continúe con un comportamiento destructivo tanto para él como para los demás.

También podemos extender el principio de poner la otra mejilla a situaciones en las que las personas que nos rodean estén siendo lastimadas. Cuando Jesús encuentra injusticia en el templo, vuelca las mesas de los cambistas y los llama a que vuelvan al objetivo de Dios de que el templo sea una "casa de oración" para todas las personas. (23) Aunque las acciones de Jesús son intensas, no son dañinas ni vengativas. Al confrontar la injusticia de los cambistas, los invita a que reconsideren su comportamiento.

Cuando nos encontramos frente a personas que están siendo maltratadas, es tentador pelear con el perpetrador o evitar la situación. Pero el principio de poner la otra mejilla nos lleva a solidarizarnos con las víctimas exponiendo la injusticia o confrontando al opresor.

Ya sea sometiéndose, retirándose o confrontando, Jesús siempre establece los términos del encuentro. Y siempre actúa con amor por el bien de los demás, incluso de sus enemigos. "El amor implica la resistencia a la injusticia usando métodos no violentos", dice el teólogo Naim Ateek. "No se ejerce con odio ni para aplastar o destruir al enemigo, sino para obligar a los culpables de la injusticia a dejar de hacer lo que está mal y a comprometerse a hacer lo que es justo y correcto". (24)

En última instancia, la Biblia contempla un día en el que "no se volverá a oír hablar sobre violencia" (25) y nadie hará "mal ni daño" (26) cuando Dios renueve su intención original de que las personas vivan para siempre en un mundo donde todo el mundo actúe por el bien del otro. (27) Ese es el camino del Reino de Dios. Y Jesús dijo que este Reino está cerca, ahora mismo. La renovación no se ha completado, pero ya está en marcha y podemos participar y vivirla hoy, todos los días.

Aunque no todo el mundo nos va a tratar con el amor y la dignidad que Dios desea, podemos elegir encarnar el Reino de Dios poniendo la otra mejilla cuando las personas intenten hacernos daño. Con creatividad y sabiduría, podemos discernir cómo llevar a cabo esta visión en cualquier situación. (28) Y no tenemos que estar ansiosos por encontrar la respuesta "correcta". Al prestarle atención a la vida de Jesús, podemos entrenar nuestra imaginación para que visualice respuestas creativas y más efectivas a cada nuevo desafío. Cuando elegimos resistir al mal a través de actos de amor, en lugar de perpetuar ciclos de daño, nos convertimos en señales de la nueva creación donde reinan la justicia y la paz.

Notas y lectura adicional sugerida:

Desafortundamente, es posible que algunos títulos que encontrarás a continuación, todavía no hayan sido traducidos al español. Te los dejamos como sugerencia en caso que leas en inglés o desees tenerlos en cuenta por si algún día son traducidos.


  1. Mateo 5:38; véase Éxodo 21:23-24; Levítico 24:19-20; Deuteronomio 19:21.
  2. Mateo 5:39a (traducción de BibleProject).
  3. Mishná Baba Qamma 8:6-7
  4. Craig S. Keener, The Gospel of Matthew: A Socio-Rhetorical Commentary (Grand Rapids: Eerdmans, 2009), 197.
  5. Keener, The Gospel of Matthew, 198.
  6. Mateo 5:40 (traducción de BibleProject).
  7. Véase Éxodo 22:25-27; Deuteronomio 24:10-13.
  8. Keener, The Gospel of Matthew, 198.
  9. Véase además David E. Garland, Reading Matthew: A Literary and Theological Commentary (Macon, GA: Smyth & Helwys), 74.
  10. Mateo 5:41 (traducción de BibleProject).
  11. Para ver un ejemplo, consultar Mateo 27:32.
  12. Mateo 5:42.
  13. NBLA (Nueva Biblia de las Américas)
  14. Martin Luther King Jr., ¿Where Do We Go from Here: Chaos or Community? (Boston: Beacon, 1967), 62.
  15. Profesora de Teología en el Seminario Teológico McCormick
  16. Anna Case-Winters, Matthew, Belief: A Theological Commentary on the Bible (Louisville: Westminster John Knox, 2015), 82, 84.
  17. Génesis 4:23–24.
  18. Génesis 42-44.
  19. Génesis 42:21-22.
  20. Génesis 44:14-45:15.
  21. Mateo 26:67; 27:35; Juan 19:17; véase también Dennis T. Olson, "Loving Enemies as Being Birthed into God's Creation-Wide Family: A Homiletical Exploration of Matthew 5:38–48", Word & World: Suplemento serie 5 (2006): 64.
  22. Lucas 23:34.
  23. Véase Isaías 56:7, citado por Jesús.
  24. Naim Ateek, "Who Is My Neighbor?". Interpretation 62 (2008): 165.
  25. Véase Isaías 60:18.
  26. Véase Isaías 65:25.
  27. Véase Filemón 2:1-10.
  28. Véase además Jonathan T. Pennington, The Sermon on the Mount and Human Flourishing: A Theological Commentary / El Sermón del Monte y el florecimiento humano: Comentario teológico (Grand Rapids: Baker Academic), 197–198.
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