Síguele el rastro al origen del concepto bíblico del Día del Señor, un día en el que Dios ejecutará su juicio contra el mal y permitirá que una nueva creación florezca.
Después del exilio, el pueblo de Dios no tenía hogar ni templo y se preguntaba si su Dios había olvidado las promesas que les había hecho. El exilio cumplió siglos de advertencias proféticas, ya que cientos de años de tradición, cultura e historia fueron destruidos en sólo un año.
El libro de Lamentaciones es un relato crudo y y honesto de la vivencia de la tragedia del exilio y la destrucción de Jerusalén.
Después de décadas en una tierra extranjera bajo un gobierno extranjero, a los israelitas se les permitió regresar a su tierra de origen bajo el gobierno persa. Pero a pesar de que ya no estaban exiliados, el corazón del pueblo era igual de duro. ¿Alguna vez podrán ser fieles al pacto?
¿Hay esperanza al otro lado del exilio?
La Biblia hebrea termina con el pueblo de Dios luchando por recordar su identidad dentro de la familia del pacto de Dios. Parece que no pueden mantenerse fieles a Dios a pesar de haber experimentado la tragedia del exilio. El pueblo de Dios necesita desesperadamente que alguien venga y haga por ellos lo que ellos no podían hacer por sí mismos. Jesús se veía a sí mismo como la continuación de la historia de la Biblia hebrea, llegando como el aliado perfecto del pacto y abriendo un camino de regreso al ideal del Edén para el pueblo de Dios.
Jesús es el templo que no puede ser destruido. Él es la presencia de Dios en medio de su pueblo una vez más. Y él invita a todas las personas a la familia del pacto de Dios.
Cuando comprendemos el significado del exilio y cómo este importante evento histórico influyó en Jesús y sus enseñanzas, podemos ver claramente cómo Jesús vino a sanar y restaurar a un pueblo quebrantado y sufriente.