¿Cuál es la visión bíblica del Cielo y cómo se relaciona con la Tierra? La respuesta puede sorprenderte.
Es una pregunta sobre la que muchos seguidores de Jesús han reflexionado, pero la Biblia no nos da un relato muy detallado de lo que podemos esperar. Para la mayoría de nosotros, la percepción del Cielo está envuelta en la idea popular de nubes esponjosas, puertas perladas y ángeles alados. Pero eso pasa por alto una idea clave de la idea bíblica del Cielo.
En Génesis 1-3, vemos el estado ideal de la creación, el jardín del Edén, como un lugar donde el espacio de Dios y el espacio humano se superponen. Los humanos vivían con Dios en el jardín, pero cuando se rebelaron, fueron exiliados de ese espacio sagrado. El resto de la historia bíblica nos cuenta cómo Dios está restaurando a los humanos al ideal del Edén, un lugar donde el Cielo y la Tierra son uno.
Cuando Dios vino a la Tierra en Jesús, vimos la realidad de la superposición del espacio divino y el humano. Jesús trajo partes del Reino celestial de Dios dondequiera que iba, mostrando destellos del estado ideal de la creación de Génesis 1-3 y la nueva creación que aún estaba por venir.
Luego, Jesús asumió los deberes sacerdotales del sacrificio, expiando los pecados de toda la humanidad y restaurando nuestro acceso a la presencia celestial de Dios cuando murió en la cruz. Él hizo lo que ningún ser humano ni sacerdote podía hacer. Él es el punto de acceso permanente entre el Cielo y la Tierra, y el resto de la historia bíblica apunta a la reunificación permanente del Cielo y la Tierra, la nueva creación, donde nosotros reinaremos con Dios en un templo-jardín.
Todo esto nos lleva otra vez a nuestra pregunta original: ¿qué es el Cielo? Gracias a Jesús, podemos experimentar el Cielo, la superposición del espacio humano y divino, aquí y ahora. Jesús abrió ese acceso para nosotros una vez más. Y estos destellos nos llenan de esperanza en la plena reunificación de estos dos espacios, la nueva creación. La Biblia usa imágenes del Edén de Génesis 1-3 para describir esta nueva creación. Toda la creación y sus habitantes estarán en paz, y los humanos desempeñarán su rol sacerdotal junto a Dios, viviendo y caminando en su presencia todos los días.